Por
primera vez no estaba disfrutando de algo que Jade hubiese preparado para él, ni siquiera estaba
saboreando lo que llevaba a su boca, simplemente daba bocados sin prestar atención
mientras mantenía la mirada fija en Jade.
Sabía que
había cometido un gran error al dejarse llevar, aunque realmente se sentía más
arrepentido de haber recuperado la cordura. Al tener a Jade semidesnuda frente
a él, sin estar objetando en lo más mínimo y con un deseo similar al suyo en la
mirada, había entendido que, de no haber escuchado a Shona atravesar la
propiedad en dirección a su casa, no solo se hubiese acostado con ella, sino
que también le hubiese dicho que la amaba y que jamás permitiría que cualquier
otro ser, humano o no, la tocara como él lo hacía.
Pero en
ese momento lo que realmente ocupaba su mente era la reacción de Jade,
consideraba que dada su condición de humana inexperta para ella lo que acababa
de pasar debía de significar algo más que las ocasiones anteriores, creía, y
debía admitir que una parte de él esperaba, que era la primera vez que un
hombre casi la desnudaba, así que imaginaba que el hecho de haberse detenido
sin ninguna explicación debía de estar afectándola, pero ella, contrario a lo que esperaba, estaba
actuando con relativa naturalidad, de no haber sido por el leve temblor en sus
labios, la mirada brillosa que delataba las lágrimas que trataba de contener y
la rigidez de sus hombros, realmente habría creído que no estaba en lo absoluto
afectada.
Había
tratado de decir algo pero ella no se lo había permitido, pasada esa
oportunidad realmente no había sabido cómo crear otra oportunidad para explicarse y, en ese momento, mientras la veía jugar
con la comida en su plato, se preguntaba si no sería mejor el no dar una
explicación, ¿no resultaba más sencillo lidiar con el deseo si ella estaba
molesta con él? De esa manera ella no buscaría acercarse, aunque probablemente
el enojo le duraría poco y casi podría asegurar que para él día siguiente
estaría a su lado como si nada hubiese pasado