Debo empezar diciendo que en mí país se celebró desde el 23 de abril a este pasado lunes 4 de mayo la Feria Internacional del Libro.
Luego de dos años sin siquiera pasar cerca al lugar en que se elaboraba, este año he decidido darle una oportunidad y visitar nuevamente la feria, a la que creo haber mencionado había dejado de asistir por siempre salir decepcionada.
No sé si es que tengo una visión muy deteriorada de ella en mi memoria o si se debe a que realmente mejoraron mucho, pero lo cierto es que me alegro de haber ido este año, siento que estuvo mucho mejor que la ultima a la que fui en el 2012. Y aunque no escuché gran cosa sobre las del 2013 y la del 2014, creo que es seguro afirmar que también fue mejor que la de esos años.
Mis quejas año tras año han sido las mismas, pero esta vez lograron eliminar del todo algunos puntos de mi lista, otros mejoraron, pero todavía quedan algunos que no se vieron alterados en lo más mínimo.
Definitivamente mejoraron:
¡Este año los precios sí eran de feria! Adquirí 11 libros en mi primera visita y 7 en la segunda, y no tuve que vender mi alma a cambio ¡Yei! (O bueno mis padres que me patrocinaron no tuvieron que vender las suyas jajajajaj)
Otra cosa que lograron eliminar de mi lista de porque-dejé-de-ir-a-la-feria es que este año no había más stands de comida que de libros. ¡Vivan los organizadores de este año! Si bien es cierto que mi queja sobre tener más stands de comida que de librerías no era literal, no es menos cierto que la proporción comida/libros era ridícula. Este año vi que el asunto fue un poco más comedido en ese